EL ROMANCE DE DON BOYSO
Versiones contenidas en el libro Tradiciones
Orales Leonesas II, Romancero General de León II, de Diego Catalán y
Mariano de la Campa.
Fundación Menéndez Pidal y Diputación
Provincial de León, segunda edición, El Corte Inglés, Madrid 1.995, ISBN
84-920505-1-9
Versión de Campo del Agua [an. de Aira da Pedra] (ay. Paradaseca, p. j. Villafranca del Bierzo,
com. Burbia) de Antolina Poncelas
Poncelas (79a).
Recogida por Julio Camarena, 16 de junio de
1985. (SMP: Colección Julio Camarena, 23B-041.
Música no registrada.)
Íbase don Lunes por Ribadevilla
a tierra de moros, buscar la amiga.
La halló lavando n'una fuente fría.
—Quita de ahí, mora, mora o judía,
déjala que beba mi caballería.
—No (le) quito que beba su caballería,
que reviente el caballo y quien n'él venía,
que yo no soy mora, mora o judía,
soy una cristiana que aquí estoy cautiva;
siete años (hace) que estoy lavando cada día
paños
al rey moro n'esta
fuente fría.
Mi padre es el rey, que asientos tenía;
mi madre la reina, que seda torcía;
mi hermano don Lunes caballos corría.
—¡Entonces, niña, tú eres hermana mía!
Monta, hermana mía, (e)n'(l)a caballería;
los pañales de seda irían na silla
y los de lana ahí
quedarían.—
—Ábreme la puerta, madre, ábreme con alegría,
que iba a buscarle la nuera y véngole con su hija.
—Esta, para ser mi hija, está muy descolorida.
—¡Qué colores traeré, madre, qué colores, madre mía!
Siete años que estuve lavando cada día
paños al rey moro n'una fuente fría.
Ábreme la puerta, madre, la de la sala de arriba,
que quiero ir ver mis ropas y ver mis sayas doridas,
que las he dejado nuevas y ahora ya están rompidas.
Versión de Quilós (ay. Cacabelos,
ant. Cacabelos, p. j. Villafranca del
Bierzo, com. Cacabelos,) de Remedios
Canedo (65a).
Recogida por Aurelio González, María José
Kerejeta, Olimpia Martínez, José Ramón Prieto y Elvira Ramini, 16 de julio de
1982. (SMP: Encuesta NOROESTE 82, 3.167.2/A-05. Música registrada.)
Camina don Boiso mañanita fría,
a tierra de moros, a buscar amiga;
hallóla lavando n'una fuente fría.
—¿Qué haces ahí, [mora], hija de judía?
—Yo no soy mora ni hija de judía,
soy una cristiana, estoy aquí cautiva,
estoy lavando los paños de la morería.
—Si fueras cristiana, yo te llevaría,
en paños de seda yo te envolvería;
así como eres mora, yo te dejaría.—
La montó a caballo, por ver qué decía;
en las siete leguas no hablara la niña.
Al pasar unos prados de verdes olivas,
qué llantos, qué penas hacía la niña.
—¡Ay prados, ay prados, prados de mi vida,
donde el rey mi padre plantó aquí su oliva!,
él se la plantara, yo se la tenía;
la reina mi madre la seda torcía,
mi hermano don Boiso los toros corría.
—¿Tú cómo te llamas? —Yo soy Rosalinda,
. . . . . . . porque al ser nacida
en mi pecho tenía una rosa linda.
—Madre, la mi madre, madre de
mi vida,
por traer nuera, traigo la su hija.
—¡Mi jubón de grana, mi falda querida,
que te dejé nueva y te hallo rompida!
—Calla, la mi hija, hija de mi vida,
que aquí tienes madre que otra te haría.
Versi6n de San Martín de Agostedo (ay. Santa Colomba de Somoza, p. j. Astorga, com. Maragatería) de Francisca Rebaque (73a).
Recogida por Mariano de la Campa, Elena
Hernández, Victorino Madrid, Ana Valenciano y Julia Valenzuela, 29 de junio de
1985. (SMP: Encuesta LEÓN 85, 5.296.3/A-02. Música registrada.)
Madruga don Bueso mañanitas frías
en busca de amores a la morería.
Hallólos lavando en la fuente fría.
—Quítate de ahí, mora, hija de judía,
deja beber el caballo en la fuente fría.
—Yo no soy mora ni hija de judía,
soy una cristiana llamada María.
Me cautivaron los moros por Pascua Florida,
cogiéndole flores a la Virgen María.
—¿Quieres venir conmigo? Yo te llevaría.
—Los paños del moro ¿quién los lavaría?
—Los paños más finos échalos arriba,
los paños más malos déjalos aína.
¿Quieres venir en ancas, quieres venir en silla?
—Yo quiero en ancas, que es honra mía.—
N'el medio 'el camino suspira la niña.
—¿Por qué suspiras, blanca, por qué suspiras, linda?
—Yo, como soy tan linda, temor te tenía.
—Juramento hago dentro de mi silla
de no echarte mano hasta la verde oliva.—
cuando el rey mi padre plantó aquí esta parra,
mi hermano don Juan la misa cantaba;
cuando el rey mi padre plantó aquí esta oliva,
mi hermano don Bueso caballos corría.—
—Abre puertas, madre, puertas de alegría;
fue en busca de amores, traje una hermana mía.
—Ella, si es tu hermana, señas me daría;
ella, si es mi nuera, sea bienvenida.—
—¡Ay mi ropa, ropa de Pascua florida,
que la dejé nueva y la encuentro estruída!
¡Ay mi ropa, ropa de Pascua granada,
que la dejé nueva y la encuentro estrozada!
Versi6n de San Clemente de Valdueza (ay.
Ponferrada, ant. San Esteban de
Valdueza, p. j. Ponferrada, com.
Ponferrada) de Regina Morán Díez (72a).
Recogida por Pilar Aragón, José Antonio
Blanco, Gabriel Fraile, Beatriz Mariscal y Teresa Meléndez, 17 de julio de
1982. (SMP: Encuesta NOROESTE 8Z 1.17-7.I/A-07. Música no registrada.)
Caminaba don Buiso en una mañana fría,
en tierras de moro a buscar amiga.
Encontró lavando en una fuente fría:
—quítate de ahí, mora, perra judía,
beba mi caballo n'esa fuente agua fría.
—¡Reviente el caballo y quien viene encima!,
que yo no soy mora ni perra judía,
yo soy cristiana, mi nombre es María.
—Si fueras cristiana, yo te llevaría;
¿quieres ir en ancas, quieres ir en silla?
—Si usted me llevara, en ancas iría;
¿los paños del moro yo qué les haría?
—Los de oro y plata, guárdalos, mi vida;
los de seda blanca tiéndelos na oliva.—
Al subir po'l monte lloraba la niña.
—¿Por qué lloras, alma, por qué lloras, vida?
—Ya veo el palacio donde fui nacida.
Mi padre, el buen rey, plantó esta viña;
mi madre, la reina, la seda torcía;
mi hermano don Juan caballos corría,
y mi hermano don Buiso la espada blandía.
—Por las señas que das, eres hermana mía.
Abra las puertas, madre, puertas y alegrías,
le fui a traer nuera y le traigo a su hija.
—Para ser mi hija me parece muy descolorida.
—Cómo quiere, madre, que color tendría,
si van siete años que pan no comía,
si no fueran berros y agua de una fuente fría.
—Si es la mi hija, algo conocerías;
súbela, don Buiso, al cuarto de arriba.—
¡Oh, saya, oh mi saya, de color de oliva,
que la dejé nueva y la encuentro rompida!
¡Oh, saya, oh mi saya, de color de grana,
que la dejé nueva y la encuentro rasgada!
—Calla, hija, calla, calla tú, mi vida,
que quien esa te ha roto, otra te daría.
Versión de Rabanal de Luna (ay. Sena
de Luna, ant. Láncara, p. j. León, com.
Luna) de Manuel Álvarez.
Recogida por Alejo Hernández. (AMP: Colección
María Goyri-Ramón Menéndez Pidal).
En el verde prado y en la verde oliva,
donde descansaban tres hermanas niñas.
Vio venir los moros por peñas arriba;
moros y cristianos corren a porfía,
la hija del rey la llevan cautiva.
El pícaro moro que las cautivó
a la reina mora fue y se las llevó.
—Toma, reina mora, estas tres cautivas,
para que te laven para que te sirvan.—
Madrugaba Alfonso mañanita fría,
a tierra de moros, a buscar amiga.
Halló una lavando en la fuente fría.
—Aparte, la mora, la perra judía,
deje a mi caballo beber agua fría.
—¡Reviente el caballo y quien n'él venía!,
que yo no soy mora ni perra judía,
que yo soy cristiana, bautizada en pila.
—Si fueras cristiana, yo te llevaría.
—Cristiana, cristiana, mi nombre es María.
—¿Tú quieres en ancas, o quieres en silla?
—Al llevarme en ancas, yo mejor iría—,
¿las ropas del rey yo qué les haría?
—Las de oro y plata, traételas, niña,
la de seda blanca tiéndela en la oliva.—
Al cruzar un monte, lloraba la niña.
—¿Por qué lloras, blanca, por qué lloras, niña?
—Veo los palacios donde fui nacida.
Mi padre, el gran rey, plantó aquí esta oliva;
mi hermanito Alfonso caballos corría,
mi hermano don Juan la espada batía.
según dais las señas, sois hermana mía.
Abre puertas, madre, puertas de alegría,
que os fui por nuera y os traigo una hija.
—Si mi hija fuera, señas me daría.—
Arcas y baúles todos los abría.
—¡Mis trajes de seda, mis sayas de oliva,
yo os dejé nuevas y os hallo partidas!
—Calla hija, calla, cállate, hija mía,
quien te compró estos otros te daría.
Versi6n de Omañón (ay. Riello,
ant. Vegarienza, p. j. Murias de
Paredes, com. Omaña) de Amparo García (80a).
Recogida por Jacinto Alguacil, Michelle
Débax, Arnelia García Valdecasas y Francisco Mendoza, 3 de julio de 1980. (SMP:
Encuesta NORTE 80, 7.3-7.2/B-02. Música no registrada.)
[Camina don Boiso mañanita fría,]
a tierra de moros, a buscar amiga;
y la halló lavando n'una fuente fría.
—Levántate, la mora, la perra judía,
deja beber mi caballo, que sed[el tenía.
—¡Arreviente el caballo y quien n'él venía!,
yo no soy mora ni tampoco perra judía,
yo soy cristiana, mi nombre es María.
—Si tú eres cristiana, yo te llevaría,
¿quieres ir en anclas o quieres ir en silla?
—Si usted me llevara, yo en anclas iría;
¿los paños del moro yo qué les haría?
—Los de seda blanca tiéndelos n'a oliva,
y los de oro y plata tráelos conmigo, la niña.
Al entrar en montes, lloraba la niña.
—¿Por qué lloras, dama, por qué lloras, vida?
—Desde aquí veo el palacio donde
yo fui nacida.
Mi padre, el buen rey, plantó aquí esta oliva;
mi hermano don Boiso caballos corría,
y yo como era la más chiquitina,
bordaba y cosía.
—Por las señas que me das, tú eres hermana mía.
¡Ay, hermana mía, qué mala vida te llevarías,
comiendo berros n'una fuente tan fría!
Ábrame las puertas, madre, las puertas de alegría,
que le fue a buscar una nuera y le traigo aquí su hija.
—Si es mi nuera, que sea bienvenida;
pero si es mi hija, viene muy descolorida.
—¡Cómo quiere, madre, que color traía,
si van siete años que pan no comía,
más que berros solos de una fuente fría!
A los moritos, madre, escribirles una carta;
yo sé muy bien las señas: Cortijos de Casablanca.
Ya les escribí la carta, ya tuve contestación,
que si me vuelvo pa ellos, me regalan un millón;
me regalan un millón, la huerta y un naranjal,
si se casa la cautiva con el hijo 'el capitán.
—Si eres mi hija, en algo la reconocería.
(La sacó) a
las salas arriba.
—Mi vestido de oliva, mi vestido de holanda,
(sano
lo dejé, roto lo encontré.)
—Calla, la mi hija, calla, ........
que quien ese rompió otro te ha de dar.
Versión de Casares de Arbas (ay. Villamanín, ant. Rodiezmo, p. j. La Vecilla,
com. Los Argüellos) de Rosa Díez.
Recogida por Josefina Sela, verano de 1919.
(AMP: Colección María Goyri-Ramón Menéndez Pidal. Música no registrada.)
Por Peña Quebrada por Peña Ofendida,
moros y cristianos andan en porfía;
a la hija del rey la llevan cautiva,
la llevan los moros a la morería.
—¿Yo qué le daré, moro, a la cristianica,
que su color buena se le quitaría?
—Mándale, moro, cerner de la harina,
que su color buena se le quitaría.
—Ya le mandé, moro, cernerme la harina,
si buena la tiene, mejor la tenía,
entre las mis hijas reina parecía.
—¿Yo que le mandaré, moro, a la cristianica,
que su color buena se le quitaría?
—Dale, moro, berros
y agua fría,
que su color buena se le quitaría.
—Ya le di, moro, berros y agua fría,
si buena la tiene, mejor la tenía,
que entre las mis hijas reina parecía.
—Mándale, moro, lavar n'agua fría,
que su color buena se le quitaría.
—Ya le mandé, moro, lavar n'agua fría,
si buena la tiene, mejor la tenía,
entre las mis hijas reina parecía.
Estando lavando en la fuente fría,
vio venir un caballero
—Quítate de ahí, mora, hija de judía,
deja beber mi caballo en la fuente fría.
—¡Arreviente el caballo y quien n'él venía!.
que yo no soy mora ni hija de judía,
que soy cristianica, bautizada en pila.
—Si tú fueras cristiana, conmigo te llevaría.
—Si tú fueras leal, yo contigo diría.
¿Los paños del moro yo qué les haría?
—Los de seda ponlos
en la silla,
los otros más bastos ponlos en la orilla,
que, si el agua viene mansa, no los llevaría.
—Cuando el rey de mi padre puso aquí esta oliva,
la reina mi madre la seda torcía,
mi hermana doña Ana cabellos tendía,
mi hermano don Hueso caballos corría.
—Por las senas que tú das, eres hermanita mía.
Ábrame la puerta, madre, y ábrame con alegría,
que fui a buscar amores, traigo una hermanita mía.
—Para ser hermanita tuya, viene descolorida.
—¡Qué tengo de hacer, mi madre, si pan no comía,
más que los berros de una fuente fría!
—Súbela [al cuarto,] al cuarto de arriba,
que las sus sayas bien las conocería.
—¡Oh saya, oh saya, de la verde grana,
que te dejé sana y te hallo rasgada!;
¡oh saya, oh saya, de la verde oliva,
que te dejé sana y te hallo rompida!
—Calla, mi hija, calla, tan descolorida,
que quien te hizo esas, otras te haría.
Versión de Viadangos de Arbas (ay. Villamanín, ant. Rodiezmo, p. j. La
Vecilla, com. Los Argüellos) de Manuela Tascón Álvarez (55a).
Recogida por Juana Agiiero, Teresa Catarella,
Jon Juaristi y Carmen Ochoa, 1 de julio de 1980. (SMP: Encuesta NORTE 80,
6.1-7.2/A-05. Música no registrada.)
Camina don Boiso mañanita fría,
a tierra de moros, a buscar la niña;
hallóla lavando n'una fuente fría.
—¿Qué haces aquí, mora, hija de judía?,
deja mi caballo beber agua fría.
—¡Reviente el caballo y quien n'el venía!,
que yo no soy mora ni hija de judía,
soy una cristiana que aquí estoy cautiva
lavando los paños de la morería.
—Si fueras cristiana, yo te llevaría;
pero, si eres, mora yo te dejaría.—
Púsola a caballo por ver lo que hacía.
De allí a siete leguas hablara la niña:
—¡Oh prados, oh prados, prados de mi vida!,
cuando el rey mi padre plantó aquí este oliva,
él se la plantaba, yo se la tenía;
la reina mi madre la seda torcía,
mi hermano don Boiso los toros corría.
—¿Tú cómo te llamas? —Yo soy Rosalina,
que así me pusieron porque al ser nacida
una bella rosa en mi pecho tenía.
—Por señas que das mi hermana serías.
Ábrala, mi madre, puertas de alegría,
por traerle nuera traigo a la su hija.
—Para ser tu hermana, ¡qué descolorida!
—Madre, la mi madre, mi madre querida,
hacía siete años que yo no comía
sino amargos berros de una fuente fría;
culebras cantaban, caballos bebían.
—Cógela del brazo, súbela pa arriba,
que, si es tu hermana, ya recordaría.
—¡Mi jubón de grana, mi saya querida,
que os dejé nuevas y os hallo rompidas!
—Calla, hija, calla, hija de mi vida,
que aquí esta tu madre, que otra te daría.—
Camina don Boiso mañanita fría.
Versión de Vierdes (ay. Oseja de Sajambre, p. j. Cistierna, com. Sajambre) de
Mónica Granda.
Recogida por Ramón Menéndez Pidal, septiembre
de 1909. (AMP: Colección Marfa Goyri-Rarnón Menéndez Pidal. Música no
registrada.)
Escrita de mano de María Goyri.
Madruga don Hueso mañanita fría,
a buscar amores a la morería,
no los topó en casa ni tampoco en villa,
los topó lavando en la fuente fría.
—Quítate de ahí, mora, hija de judía,
que beba el caballo, n'esa fuente fría.
—¡Reviente el caballo y en él quien venía!,
que yo no soy mora ni hija de judía,
que soy cristianita, bautizada en pila.
—Si tu fueses mora, yo te mataría,
si fues cristianita, yo te llevaría.
— Por esos valles abajo, por esos montes arriba,
a las altas sierras, grito dio la niña.
—¡Bien veo Granada, bien veo Sevilla,
bien veo la tierra donde soy nacida!
En puerta del rey mi padre yo planté una oliva,
yo me la pelaba, yo me la cogía,
mi hermano don Hueso los toros corría,
mi madre la reina bordaba y cosía,
mi hermana Isabel el hilo torcía.
—Por las señas que tú das eres una hermana mía,
que me la robaron moros el día de Santa Matías.
— Llegan al palacio, don Hueso decía:
—Salga usted, mi madre, salga a recibirla,
que fui a buscar nuera e hija le traía.
—Mala color tiene pa ser hija mía.
—¡Qué color quié, madre, qué color quería,
si hace siete años que pan no comía,
si no es unos berros de una fuente fría!
—Llévala, mi hija, llévala la sala arriba
que vea su saya del oro tejida.
—¡mi
saya, mi saya, del
oro tejida
que la dejé nueva y la hallo rompida!